Extremadura es una de esas regiones aún vírgenes para el gran turismo y que tiene mucho que ofrecer. Su considerable extensión condiciona la variedad y contraste de sus tierras, cuyo relieve se distribuye en tres grandes sectores:
Por un lado las sierras, que engloban el sur del Sistema Central, los Montes de Toledo y la parte occidental de la Sierra Morena; por otro las llanuras y vega de los ríos Tajo y Guadiana; y por último las penillanuras de la baja Extremadura.